Este es un cuento de los que no se encuentran en los cuentos.
Yo era una princesa de ojos grandes, carcajada franca y sueños de andar por casa; él era un principe azul desteñido de lavados que tomó mi corazón con dulces promesas.
Pero poco a poco él fue abriendo distancias y yo abriendome heridas, él fue cerrandome puertas y yo precintando esperanzas, él fue deshojando cuentos de hadas y yo margaritas.
Y fue así, como a fuerza de negarme besos, el príncipe se convirtió en rana y puso una almohada en medio de la cama para que su frialdad no se templara con mi pasión.
A él lo han visto de la mano de una ranita, croando por ver en el cine una historia de amor con palomitas.
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NO HAY NADA QUE PERDER, TODO NACE Y MUERE
3 comentarios:
Le está bien empleado por rechazar el amor de una damita encantadora.
Yo por ti seria rana, principe y hasta princesa si hiciera falta. Dulce dama encantadora ;* Aunque alguna vez he sido ese principe-rana, cosa que siento con todo mi corazon ;(
Un beso niña guapa
espero que algun dia me puedas dar un besito par ser un principe en tu vida.
cuidate chuliña muakkksss
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