18 junio, 2008

Elma

A Elma le gusta su pueblo, su Noia llena de vida e historia, a pesar de que el frío se ha colado en este otoño disfrazado de invierno y prefiere pasar la mañana refugiada entre su manta caliente con la piel desnuda contra el colchón de su cama de 90cm. Sabe que le queda poco tiempo para poder protegerse tras los muros de ese pequeño reino lleno de fotos, de papeles, de partituras y recuerdos, porque el corazón ya le pide espacio, quiere ser independiente, encontrar su camino, seguir su propio compás...

Elma tiene los ojos brillantes como el futuro que la gusta imaginarse, y vuelca todo su entusiasmo en las personas que encuentra, aunque no las conozca, porque es consciente de la energía que tiene y prefiere emplearla en los demás, ¡es tan triste que casi todos hayan perdido la esperanza!, la esperanza en las personas, en los sueños, en el amor, en el mundo, en las grandes utopías que cuelgan de las nubes del cielo... pero ella no. Ella tiene fe, por eso la vida la sonríe.

Y por eso Elma sonríe siempre. Porque sabe el poder que tiene ese simple gesto. Lleva el pelo corto, suave, oscuro como nubes de tormenta. Se viste con minifaldas y vestidos, consciente de que la gente no se girará para mirarla a pesar de su look provocativo que más que potenciar su sensualidad le suma bastantes años. Es bonita, y mira de frente, y sonríe con franqueza, y en los ojos se le adivinan los sueños, así es ella.

Guarda secretos inconfesables, como todos, supone. Ha cometido errores imperdonables, pero aún así se perdona porque quiere ser mejor de lo que es, porque no le ha dado miedo decir lo siento, porque a veces también ha sido capaz de hacer pequeños milagros. Canta por la calle y mezcla ópera y clásica, hip hop y rock and roll, punk, house, pop... disfruta cada nota, cada silencio, cada pentagrama. Lee antes de dormir, misterio, historia, suspense, poesía, terror, psicología, aprende cada palabra, se evade con cada historia, le cuesta regresar a este mundo y a veces olvida la cena embebida en cada página. Le gusta escribir y escribe. Le gusta bailar y aprende cada paso, con obstinación y pasión.

A veces dice mentiras, mentiras pequeñas como cuentos, porque las mentiras son sueños que se comparten. Abraza y besa a sus amigos, a sus compañeros, porque le encanta sentir los cuerpos estrechándose contra ella, así aprende a distinguir los corazones. Cierra los ojos y piensa en él, que no le conoce pero que sabe que existe y a veces se impacienta cuando le confunde en otros labios. Su boca es ardiente y su saliva adictiva, pero su corazón sigue siendo inalcanzable porque le espera, le espera a él... Y esperandole a él ha hecho daño a otros...

Elma vive en un noria de emociones, en su trastorno bipolar querido que la lleva de un lado a otro, pero a ella le gusta ser así, le gusta que las cosas cambien y que el mundo se mueva de sitio, porque la gusta sorprenderse todos los días.

A sus 21, todavía conversa con los duendes de los rincones y le deja fruta fresca al hada que cada mañana la besa para que despierte. A veces prende la luz por las noches porque sigue teniendo miedo de fantasmas, come dulces en el desayuno y esconde chocolate por los bolsillos para descubrirlo después con la alegría de quien encuentra un gran tesoro. Elma es feliz aunque sabe llorar con el dolor de los que no lo son y en un rito infantil cruza los dedos y aprieta los ojos muy fuerte por ellos.

Salta en los charcos con fuerza y corre a suelo seco a dibujar sus huellas, a las que de vez en cuando mira de reojo. Nunca reniega de ellas aunque le hayan quedado un poco torcidas.

En el futuro pondrá la radio y sonará su voz o quizá su música.No dejarán de pinchar su canción en todas las emisoras. Aún así se le llenarán los ojos de lágrimas, se emocionará... porque Elma siempre se enamora de sus melodías